El incremento de los precios de la vivienda, tanto de compra como de alquiler, ha provocado el éxodo a las localidades circundantes, donde existen mayores posibilidades de encontrar inmuebles en condiciones de ser adquiridos o arrendados a precios más asequibles. Consecuencia de ello, aparte de los atascos de tráfico que ello provoca diariamente en las vías de acceso a las ciudades en horas punta, es que quienes trabajan en régimen de jornada partida, por razones obvias que traen su causa en el tiempo invertido para los desplazamientos, les resulta imposible almorzar en su domicilio, debiendo satisfacer la necesidad de reponer fuerzas, bien mediante la tartera que debió preparar en su casa la noche anterior (si pudo, pues cuando llegó a casa no le dio tiempo para ir al súper y la nevera estaba casi vacía), bien acudiendo a algún servicio de restaurante de la zona (siempre hay un “menú del día” por ahí).